viernes, 31 de diciembre de 2010

Vámonos al Colca


Temprano por la mañana, a poco de salir el sol, nuestro guía Peter pasó a recogernos por La Casa de Tintín en una combi (microbús) junto a otra docena de viajeros. Empezaba la aventura con un cielo no muy prometedor. Según los entendidos, arriba debía de estar lloviendo.

Por delante nos quedaba una ascensión desde los 2.325 m.s.n.m. de Arequipa hasta los casi 5.000 del parque de la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca. De modo que la primera recomendación de Peter sería la prevención del soroche (mal de altura) tomando hojas de coca, caramelos, chocolate o glucosa. Y, para pertrecharnos de tales remedios, nos llevaron a una tienda para turistas a la salida de Arequipa, en la que, por supuesto, llevaría su comisión. Bueno, no importa, compramos una rica tableta de chocolate con pasas y varias bolsitas de caramelos de coca.


De nuevo en la combi, Peter nos va hablando sobre el origen volcánico de la zona, los lugares que vamos a visitar y, para aquellos que optamos por mascar la hoja de coca, nos da algunos consejos. Nos cuenta que hay dos formas de consumir la hoja, se puede ir comiendo poco a poco, hoja a hoja, mientras vamos ascendiendo o se puede mascar en una bola de 15 o 20 hojas junto con un trocito de una piedra blanca. Para ello en las bolsitas de coca encontraremos, además de las hojitas, unas piedrecillas, una blanca que no es otra cosa que bicarbonato cálcico que hace de acelerador y otra negrilla que es quínua quemada. Tendríamos que comer unas veinte hojas antes de llegar a la Reserva de Salinas, en donde haremos nuestra segunda parada a la altitud de 4.000 metros.

También nos da una charla para desmitificar nuestras ideas sobre la coca. La palabra coca procede del aymara y significa alimento. Es rica en alcaloides, aporta energía y quita el hambre. Por culpa de uno solo de sus más de 14 alcaloides diferentes ha sido prohibida en todo el mundo, salvo en Perú y Bolivia. Pero la coca no es la cocaína aunque ésta se obtenga, mediante procedimientos químicos, a partir de aquella. La hoja de coca es un producto natural que aporta también gran cantidad de calcio.

Peter nos muestra cómo comer la hoja de coca

Durante el camino hemos ido comiendo caramelos de coca y chocolate. Ahora Peter nos enseña el procedimiento de efecto rápido. La principal función de la piedrita de bicarbonato es catalizar los alcaloides para acelerar su efecto. Con un trocito del tamaño de un garbanzo envuelto en unas veinte o veinticinco hojitas de coca (menos no sirve para nada), hacemos una bola y nos la metemos en la boca masticándola bien. De inmediato se nota un adormecimiento de la lengua, similar al de la anestesia del dentista, incluso dificulta el habla. Su efecto nos durará unos cincuenta minutos, justo ahora que llegamos a la máxima altitud de nuestro circuito. Peter no nos recomienda tomarla por la noche pues nos quitaría el sueño y es preferible estar bien descansados para la jornada de mañana.

Hacemos un alto en el camino a 4.930 metros. Estamos ya en la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca y no muy lejos vemos las primeras vicuñas, un camélido andino protegido que no puede criarse en cautividad y que estuvo en riesgo de extinción por su preciada y finísima lana que alcanza precios en crudo de 400 dólares por kilo. Son animales esbeltos y muy bonitos aunque no podemos verlos bien pues no se nos permite acercarnos. Son mucho más estilizadas que las llamas, no tan grandes como éstas pero si mayores que las alpacas, las que se asemejan más a ovejas.

Páramos dónde se cría la vicuña en libertad, con la Chachani al fondo

Vicuñas pastando en la Reserva de Salinas y Aguada Blanca

Vemos la escasa vegetación que hay a esta altitud. Todo es un inmenso desierto presidido por el volcán Misti. Una de las pocas plantas que vemos, un curioso endemismo que parece una piedra verde como musgo y que también está protegida, se llama Azorella Yareta. Los indios la usaban como combustible y, en forma de emplasto, como remedio contra la artritis.

El Misti siempre presente
Más adelante llegamos a un área de servicio, en donde encontramos un mercadillo de artesanía popular. Las mujeres engalanadas con sus trajes típicos de muchos colores traen cerámicas y textiles para ofrecernos a los turistas. Aquí la escasa vegetación ha desaparecido por completo y la erosión en la roca volcánica hace surgir formaciones curiosas. Peter nos señala una en particular que se asemeja a un sapito. "¿Sapito? -digo yo- Yo no veo ningún sapito". A lo que Peter me responde irónico: "Mmm, tu tienes que tomar más coca".

Rocas volcánicas erosionadas, con el "sapito" en el centro

Mercadillo a 4900 m.s.n.m.

Niño cabana del que copié mi gorrito

Continuando la jornada alcanzamos la máxima altitud de nuestro tour rozando los 5.000 metros en un inmenso bosque de piedras con millones de jitos que aquí llaman apachetas y que se vienen levantando desde tiempos prehispánicos con un sentido espiritual. Actualmente los viajeros, al cruzar este puerto, piden a la Pachamama protección y buena ventura para el camino. Y nosotros también nos adentramos en el bosque para levantar nuestra apacheta que permanecerá eternamente en este lugar sagrado... hasta que otro turista con calcetines y sandalias robe nuestras piedras para levantar su propia apacheta.

Todo un bosque de apachetas

Levantando nuestra apacheta

Mirador de los Andes. 4910 m.s.n.m.

Mujer cabana vendiendo artesanía

Tras cruzar el puerto, seguimos viaje por Aguada Blanca, descendiendo hacia el pueblo de Chivay. La vegetación vuelve a aparecer y con ella los primeros rebaños de alpacas.

Alpacas pastando en Aguada Blanca

Nada más bajar de la combi en Chivay nos salieron al encuentro dos niñitas vestidas con sus trajes regionales, cabana una y collagua la otra, que llevaban en brazos dos pequeñas alpacas y buscaban las propinas de los turistas que nos fotografiábamos con ellas. Muy sonrientes, nada más ver que el objetivo de la cámara las enfocaba, decían a coro: "Chiiiiiiiss".

Dos niñas, cabana y collagua, con sus alpaquitas salen a recibir a los turistas en Chivay


En tiempos preincaicos el valle del Colca estaba habitado por dos etnias resultantes de la descomposición del imperio Wari. Al oriente los Collagua, de lengua aymara, quienes trataban de diferenciarse deformando los cráneos de sus hijos mediante aros metálicos, dándoles forma cónica, en memoria del volcán de su procedencia. Y al occidente los Cabana, de lengua quechua y que también practicaban la deformación craneal dando a sus cabezas una forma aplastada. Tras la conquista por los españoles, el virrey Francisco de Toledo prohibió por bárbaras estas prácticas y ambos pueblos buscaron continuar diferenciándose mediante sus sombreros. El sombrero collagua es de copa plana con cinta de colores y ala blanca. El sombrero cabana es de copa redondeada, todo colorido, incluida su ala que baja por delante en visera y se alza por detrás.

En Chivay nos alojamos en el hotel Pozo del Cielo, un bonito conjunto de pequeños edificios a base de materiales y técnicas constructivas locales, muy rústico y sencillo pero limpio y acogedor. Una vez instalados salimos a reconocer los alrededores.

Habitación del Pozo del Cielo
Chivay ha crecido mucho en los últimos años gracias al turismo, pero allí mismo, pegada a nuestro hotel, podíamos ver la pobreza en las chabolas que rodean el pueblo.

Un barrio humilde de Chivay, junto a nuestro hotel

Visitamos las instalaciones de aguas termales sulfurosas que manan a más de 80 grados y son refrigeradas a 40 antes de llenar las piscinas abiertas al público pero con el día tan frío, mientras otros compañeros se bañaban, nosotros preferimos hacer una pequeña marcha fuera del pueblo. Encontramos algunas curiosidades, como la planta de los plumeros que invade Santander. No sé si será natural o introducida pero aquí está, adaptada a 3.900 m.s.n.m. Si sé que la nuestra nos llegó por el tráfico portuario procedente de Argentina y que, de momento, coloniza terrenos baldíos del litoral. Pues bien, ya veis hasta dónde puede llegar si se la deja.

¿Reconoceis esta planta?. Es nuestro plumero

También encontramos cactus de gran porte y bellas flores.

Flor de cactus

Cuidado con las espinas


Al caer la tarde volvimos al pueblo. Chivay estaba en fiestas celebrando la Inmaculada. Los vecinos, vestidos con trajes regionales bailaban en formación, abrazados en filas como desfilando, haciendo procesión en tres grandes corros que giraban alrededor de unos monumentos con forma de trapecio de los que colgaban bandejas de plata y peluches de colores.

Desde nuestra llegada se escuchaba una música machacona de trompetas que siguió sonando durante toda la noche y el día siguiente. Los músicos se van relevando al igual que los danzantes que entran y salen del corro, manteniendo así la fiesta durante días y noches enteras.

Campesinos de Chivay





A primera vista parecía que solo eran mujeres las que bailaban en el corro pero enseguida empezamos a diferenciar a los hombres que también visten faldas y pañuelos de mujer. Ellos llevan unos amplios sombreros con flecos que les ocultan la cara. El origen de esta tradición viene del intento de los jóvenes por burlar la represión sexual impuesta por el cristianismo que no permitía que hombres y mujeres danzaran juntos. De esta manera los enamorados podían bailar abrazados en las fiestas sin despertar la ira de los curas.

La iglesia de Chivay,  blanca y colonial por fuera, está llena de colorido y de arte popular por dentro.


La Sagrada Familia en la Iglesia de Chivay

Los danzantes se fotografían ante la Virgen

Por todas partes se intenta sacar fruto del turista. Llama la atención la cantidad de mujeres que portan a sus bebés atados a la espalda. Al ir a retratar a una muchacha collagua con su bebé, no sé por qué, le pregunté: "El bebé no es tuyo, ¿verdad?" y, sonriendo, algo tímida me dijo: "No, me lo han prestado". Le dí su propina y tristemente pude comprobar cómo de inmediato se le acercó quien podría ser su esposo o su hermano a reclamarle el dinero para irse a tomar (beber alcohol).

Falsas mamás buscan las propinas de los turistas. Esta viste traje collagua

Los danzantes dan vueltas alrededor de estos monumentos

Por la noche nos reunimos a cenar en un restaurante turístico con actuaciones en directo. Malo, malazo. La comida estaba tiesa, fría y era cara pero aún así la pasamos muy bien. Al final los músicos se disgustaron con nosotros pues tras una hora actuando esperaban su propina. Nosotros creíamos que el espectáculo era propio del local y terminamos diciéndoles que reclamaran su parte al restaurante ya que la comida que nos habían servido no valía los veinte soles que nos cobraron.

Parte del grupo en un restaurante para turistas



Y ya nos vamos a recoger. Mañana tenemos que madrugar para salir muy temprano hacia el Mirador de la Cruz del Cóndor, antes de que el calor haga aparecer las corrientes térmicas que esta gran ave necesita para elevarse alto, muy alto en el cielo, hasta perderse de vista. Regresamos a nuestros hoteles. Buenas noches y hasta mañana. Felices sueños.

Anochecer en el Hotel Pozo del Cielo

Podéis ver mas fotos de este día en:

sábado, 25 de diciembre de 2010

La Casa de Tintín



A veces ocurre, en medio de las contrariedades y del cansancio del camino, surgen oasis que te sorprenden agradablemente y te invitan a detenerte y descansar. A nosotros nos ha ocurrido hoy al encontrar este hotel en Arequipa: La casa de Tintín.

Reconozco que no es fácil encontrar en Perú un hotel de calidad a un precio razonable. Y es más difícil aún cuando, como en nuestro caso, visitamos una ciudad por primera vez sin tener más referencias de los alojamientos que la información publicada en internet, información que habitualmente no es actual o no se corresponde bien con la realidad. Pues en La Casa de Tintín toda la información que se ofrece en su web www.hoteltintin.com resulta cierta y la realidad es aún mejor de lo que cabe esperar al leer su página.

Llegamos a Arequipa sobre las once y media y ya nos esperaba en el aeropuerto un taxi seguro que nos llevaría directo al hotel por tan solo 15 soles (unos 4 euros). Tras una atenta recepción nos dieron a elegir la habitación de nuestro gusto. Espaciosa, con baño completo, con una limpieza esmerada, bien vestida y con variados detalles de buen gusto. La habitación tenía una terracita con una bonita vista del río Chili cruzado por el Puente de Fierro, una curiosa estructura diseñada por Gustave Eiffel, el mismo de la torre parisina. Y tranquila, sobre todo una habitación tranquila, a la que no llega el ruido del tráfico, tan solo el rumor del río y el canto de los pajarillos que, en este tiempo, anidan en el jardín.

Detalle de la habitación para 3 personas. Bien abrigada pues, a esta altitud, la temperatura de noche es fresca

Detalle del cuarto de baño muy bien equipado

La Casa de Tintín está situada al sur de la ciudad, junto al río Chili, ahí donde éste es atravesado por el Puente de Fierro, apartada del bullicio urbano pero suficientemente cerca de todo. Nosotros hemos ido todos los días caminando hasta la Plaza de Armas en tranquilos paseos de unos veinte minutos. En alguna ocasión nos llamaron a un taxi seguro que nos llevó hasta el centro por cuatro soles (muy poco más de un euro).

El río Chili y el Puente de Fierro

Todos sus ambientes están bien cuidados y resulta muy agradable recorrer sus rincones y descubrir sus detalles decorativos, subir a su terraza y contemplar cómo los primeros rayos del sol pintan de naranja las cimas del Misti y de la Chachani o simplemente sentarse a desayunar en ese comedor, sobre el jardín, mirando el ir y venir de los pájaros. Allí estuvimos observando una pareja de insectívoros que había anidado entre la lantana y todo el día andaban llevando lombrices que sacaban del césped. Nadie sabía su nombre pero su comportamiento era igual que el de nuestros mirlos, cantaban por la mañana como nuestros mirlos, incluso trataban de llamar la atención de los intrusos que se acercaban a su nido para alejarlos, igual que nuestros mirlos. Con un tamaño y forma similares, solo su color pardo y su pico amarillo eran diferentes a los nuestros. Así pues, y a falta de una correcta identificación, decidimos bautizarlos como "mirlos arequipeños".

Terraza del jardín con la decoración navideña

Llama la atención ver una chimenea en Perú pero no hay que olvidar que
estamos a 2300 metros de altitud y los inviernos deben ser bien frescos

Detalles de buena artesanía

No podía faltar en su casa. En un lugar preferente, una bonita talla de Tintín


El hotel lo lleva personalmente su dueña, Ana, una mujer encantadora, profesional y detallista que nos estuvo mimando de tal manera que nos hizo sentir como amigos invitados más que clientes. Atenta siempre a nuestros gustos para hacernos los desayunos y las cenas más agradables. Porque ésta es otra de sus virtudes, es una excelente cocinera que prepara las brochetas más jugosas y deliciosas de Arequipa y todas las tardes nos las servía en una mesa muy bien puesta, con velas encendidas y acompañadas de frescos juguitos de mango.

La hora de la cena

Nos pareció simpático uno de los detalles de la habitación, un colgante cerámico de campanitas de barro con forma de cholitas (campesinas andinas). Tanto que pensamos en comprar algo parecido para llevar de regalo a España. Ana nos indicó en un plano todas las tiendas de artesanía de Arequipa y allá nos fuimos en busca de las cholitas. Encontramos cerámica, textiles, tallas, orfebrería, encontramos de todo, menos las cholitas. Pues para nuestra sorpresa, el día de la despedida, Ana nos obsequió con un precioso colgante de cholitas. ¿Cómo agradecer estos detalles tan bonitos como inesperados? Nuestro agradecimiento está en divulgar su buen hacer y la calidad de su establecimiento con nuestras fotos y nuestras palabras, estas palabras que ahora os cuentan las anécdotas de este viaje.

Las cholitas

Soy mal fotógrafo y esta vez no acerté con una buena foto de recuerdo. Pido perdón pero no puedo dejar de presentaros a nuestra anfitriona Ana.

Luz y Ana

El propio hotel se ocupó de hacernos la reserva para un tour de dos días por el Valle del Colca, con una empresa local de confianza. Además, durante el tour, se encargaron de la custodia de nuestros equipajes y descontaron el precio de la noche que no dormimos en Arequipa aunque nos reservaban la misma habitación para nuestro regreso. Tour que resultó emocionante y que os contaremos con mucho gusto otro día.

La Casa de Tintín, desde el Puente de Fierro


Una mañana subimos al Puente de Fierro para tomar mejores fotos de los volcanes y descubrimos que es una atalaya inmejorable sobre Arequipa y su campiña.


El Misti dominando Arequipa, desde el Puente de Fierro

Otro día, paseando por el barrio de Vallecito, comenzamos a oír música que no sabíamos de dónde salía, se escuchaba por las calles, iba, venía. Hasta que, al volver una esquina, nos encontramos ésto:


Curioso, realmente curioso. Otro País, otras costumbres pero ¿a que es bonito?.

A todos los que queráis conocer Arequipa o pasar unos días en esta bella ciudad o recomendamos de corazón este alojamiento: La Casa de Tintín. Os gustará mucho.

Podéis ver más fotos de este capítulo en:

jueves, 23 de diciembre de 2010

Arequipa


Después de los excesos de la comida en el restaurante Típika paseamos por sus jardines de bonitos rincones en donde tomamos aliento antes de salir a dar un primer vistazo a la ciudad.

Jardínes del Típika

En uno de esos rincones tenían puesto un nacimiento pero no lo habían instalado al modo peruano. Acá la costumbre es montar el belén dejando vacío el pesebre pues el Niño aún no ha nacido. En la Nochebuena, a partir de las doce, se coloca al Niño Manuelito en su sitio, se cena, se celebra y se abren los regalos de Navidad.


María y José ataviados como vaqueros arequipeños.

Tras un par de intentos por levantarme de este cómodo banco, al tercero lo conseguí y pudimos salir a dar un paseo en nuestro primer contacto con esta bella ciudad del sur de Perú. Aunque el cielo está ligeramente nublado, Arequipa se ve limpia y luminosa. Todos los edificios son bajos, de una o dos alturas y se pasea con comodidad. Encontramos una calle semipeatonal que nos llevaría hasta la misma Plaza de Armas.

El estilo colonial de las fachadas nos hace recordar Trujillo

A los pocos minutos del paseo, aparecen las torres de la Catedral y su espectacular Plaza de Armas.

Llegamos a la Plaza de Armas y vemos la catedral al fondo


Arequipa, a 2.325 m.s.n.m. en su Plaza de Armas, fué fundada por los españoles en 1540 como la Villa de la Asunción de Nuestra Señora en el hermoso Valle de Arequipa, a orillas del río Chili, en un emplazamiento dominado por varios volcanes activos como el Misti, La Chachani o el Pichu Picchu. La ciudad tiene actualmente una población censada de más de 61.500 habitantes.

La Plaza de Armas, de planta cuadrada, está presidida por la Catedral y cercada por edificios porticados, todo ello construido con piedra volcánica de un color muy  claro. A esta hora de la tarde aparece bulliciosa y muy concurrida. Nos gustó mucho. Recorrimos todo su perímetro haciendo muchas fotos y, para enseñárosla mejor, decidimos hacer un vídeo desde su jardín central. Espero que os guste.


Podéis ver este vídeo en mayor tamaño en YouTube, simplemente pinchando sobre él.

Arequipa se ve diferente a otras ciudades de Perú, está más civilizada, mejor urbanizada, se ven mejores carros (coches), se maneja (conduce) mejor, la mayoría de los taxis te ceden el paso en los pasos de peatones, cosa que no ocurre en Lima ni en las demás ciudades que conocemos y las calles y edificios públicos están más cuidados. Esta es una zona próspera del Perú. Vive en buena medida del turismo y cuida al turista, sobre todo al turista que no se descuida.

Una cholita sentada al pie de la Catedral
Nuestro paseo se va ampliando por las calles adyacentes a la Plaza de Armas, una calle peatonal muy comercial, otras iglesias y regreso a la plaza para sentarnos en las escaleras al frente de la Catedral a descansar y ver pasar a la gente.

Catedral de Arequipa


Reanudamos el paseo curioseando por las tiendas de artesanía y pronto notamos que las hay de dos tipos: las buenas, carísimas y las de turistas que no ofrecen artesanía sino unos productos industrializados algo cursis, bastante malos y en su mayor parte hechos en China. Tanteamos precios en varios sitios pujando por cosas similares y comprobamos que todo se puede regatear hasta un 30 % más barato. Aún así nos quedamos con la pena de no poder comprar algunas prendas de lana de alpaca baby, la más fina, muy bonitas y de un tacto muy agradable pues, con descuento y todo, continuaban resultandonos bastante caras.

Al poco, visitando la Iglesia de La Compañía, descubrimos una serie de tres preciosos claustros, conectados interiormente, recién restaurados y dedicados ahora a galería comercial, Los Claustros de La Compañía. Allí encontramos varias tiendas y algo que no se ve mucho por aquí y nos venía haciendo falta, una cafetería con café de verdad. Se llama Café y Vino y su simpático dueño, François, es un francés de Burdeos, casado con una arequipeña y al que se veía feliz presumiendo de vivir todo el año en manga corta. Al vernos entrar apostaba con su esposa sobre mi nacionalidad. Ella me juzgaba gringo americano pero François acertó preguntándome directamente si era español y al decirle que sí, de Santander, nos comentó que conocía Laredo. Volvimos varias veces a tomar con ellos su rico café.

Claustros de La Compañía, restaurados y convertidos en centro comercial

Claustros de La Compañía
Claustros de La Compañía

En el Cafés y Vinos

Recorrimos muchos sitios, hablamos con la gente, sudamos la camiseta y lo pasamos muy bien. Pero vamos a dejar varias cosas para contaros en capítulos aparte. Por un lado La Casa de Tintín, por otro la excursión al Colca y otro más para el Monasterio de Santa Catalina, un antiguo convento de monjas de clausura, ahora abierto al público, con su ciudadela interior en la que algunas monjas eran propietarias de sus casas. Este último nos llevó una mañana entera visitarlo. Por suerte, al salir encontramos -¡cómo no!- un buen restaurante, italiano en esta ocasión, en donde nos sirvieron unos spaghetti al pesto excelentes y unos postres deliciosos: Pie (pastel) de manzana con helado y crocante de guanábana.

Crocante de guanábana y pie de manzana

Delicioso. ¿Os apetece un poquito?
Podéis ver más fotos de este día en la dirección:

martes, 21 de diciembre de 2010

Volando hacia Arequipa



Nuevo día de madrugón. Claro que no nos cuesta mucho pues aún no nos hemos adaptado al horario y nos despertamos solitos a las cuatro. Así que a las cinco de la mañana ya estamos arriba, con todo el equipaje preparado y sin desayunar, listos para facturar en el aeropuerto antes de las 6:30. Nos vamos a Arequipa con la compañía Star Perú, de la que no tenemos más información que el disgusto que nos han dado ayer. A estas horas no hay mucho tráfico y D. Manuel nos lleva al aeropuerto con tiempo más que suficiente para facturar sin problemas.

Para la espera hasta la hora de embarque buscamos una cafetería con wi-fi. No es fácil, solo hay una y la señal no es muy fuerte pero resulta suficiente. Pedimos café americano por consumir algo y que nos den la contraseña pero para desayunar tenemos algo mucho mejor: sobaos pasiegos. Mientras anuncian nuestro vuelo vamos editando algunas fotos del día anterior.

Más tarde pudimos comprobar que en la sala de embarque si hay buena señal wi-fi. Al embarcar tampoco nos ponen ninguna pega por el equipaje de mano, a pesar de llevar más del peso admitido y una gran botella de agua.

Enseguida vemos nuestro avión, un cuatrimotor inglés de la British Aerospace, un BAe 146-100 rechoncho y pequeñito con capacidad para unos 75 pasajeros. No está mal, inspira confianza. Y allá vamos.

Nuestro avión, algo más tarde, ya en Arequipa


Las azafatas son atentas y se ofrecen para tomarnos una fotito. Esto de "la fotito" es un término generalizado en Perú y Latinoamérica aunque también he podido escucharlo en Madrid. El error viene de pensar que es masculino todo lo que termina en o, como foto, moto y mano y así hacen el diminutivo en masculino, fotito, motito y manito aunque siguen conservando el artículo femenino. Te toman una fotito, te dan la manito y te llevan en la motito.

Nos asignaron los dos primeros asientos, con más espacio para los pies. Si prefieres viajar en los asientos delanteros es mejor no hacer el check-in online pues por internet solo aparecen libres las plazas traseras. Reservan los primeros asientos para los viajeros que sacan su tarjeta en el mostrador del aeropuerto. Claro que también hay que estar el primero en la cola.

El día estaba algo nublado pero, con todo, el paisaje es grandioso.

La cordillera andina está ahí mismo, al alcance de la mano
A bordo nos enteramos de que el vuelo no es directo a Arequipa, hace escala en Cusco (Cuzco). Esto explica que el vuelo hasta Arequipa demore dos horas en vez de la hora y media que tardan Lan o Peruvian Airlines. Así y todo, el viaje se hace entretenido. Nos fueron repartiendo zumos y unas cajitas con el desayuno, de las que me llamó la atención ver cómo se habían hinchado los paquetitos de los bocadillos por efecto de la baja presión dentro del avión.

El desayuno: Sandwich de jamón y queso, pastelito y zumo de naranja
Curioso efecto de la despresurización

En apenas una hora llegamos a Cusco (Cuzco). Esto va a ser lo más cerca que estemos de esta hermosa ciudad y de Machu Picchu, por ahora.

Cusco a vista de pájaro

La parada en Cusco fue muy breve, apenas veinte minutos, nosotros no abandonamos el avión, unos pasajeros bajan y ya están subiendo los otros que también van a Arequipa. Remontamos el vuelo y nos orientamos hacia el suroeste. Ahora el paisaje cambia, se vuelve desértico.

Con la práctica se va aprendiendo. Encuentro que es más difícil de lo que pensaba escribir este blog cada día. Los días se quedan cortos para tantas cosas como hay que ver, eso sin contar las complicaciones que van surgiendo y que también me roban tiempo. Tampoco es sencillo sacar y encender el portátil a cada rato. La solución más cómoda ha resultado ser la más clásica, un cuaderno y un boli siempre a mano para ir tomando notas. Ya veis, la tecnología aún no supera al papel y el lápiz.

Fértiles vegas en medio del desierto. Posiblemente es el río Camaná

Arequipa nos da la bienvenida

Arequipa nos da la bienvenida con un día precioso de sol y 20 grados a las once y media de la mañana. A la puerta del aeropuerto nos esperaba una azafata de Star Perú para decirnos que aún no tienen otra solución y preguntarnos por el hotel en donde nos quedaremos para tenernos localizados. También nos espera un taxi seguro enviado por nuestro hotel para llevarnos hasta la Casa de Tintín.

Una de las primeras recomendaciones que nos hicieron, y que nosotros tomamos en serio, fue la de tener máxima precaución con los taxis, no tomar nunca uno cualquiera en la calle. Siempre, en restaurantes, hoteles o centros comerciales, pedir que nos llamen a un taxi seguro de empresas legalmente autorizadas. Y, si fuera necesario, llamar a nuestro hotel para que nos envíen uno allá en donde estemos.

La Casa de Tintín

Nuestro hotel en Arequipa resultó una agradable sorpresa, nos gustó tanto y nos trataron tan bien que merece la pena dedicarle un capítulo aparte.

Lo primero que hicimos, tras acomodarnos en el hotel, fue buscar un buen sitio para comer y vaya si lo encontramos. Allí cerquita está el restaurante Típika, en donde cometimos la gran imprudencia de comer con los ojos, queríamos probarlo todo, pedimos cebiche, rocoto relleno, palta rellena y ocopa arequipeña. De verdad, todo tenía una pinta riquísima... si hubiéramos podido comerlo. Sólo la ocopa habría bastado para ambos, de ahí atacamos el cebiche que está más cocinado que en Piura y no resulta tan jugoso, luego la palta (aguacate), de la que ya dejamos gran parte del relleno y, del rocoto, que era lo que más nos habían recomendado, no puedo hablaros porque no me quedaba hueco por más limonada que traté de echarle. En fin, Luz me consuela diciéndome que no era para tanto.

Los camareros vestidos de vaqueros arequipeños llevaban bandejas mayores que sus sombreros

Palta rellena y cebiche


Ya no puedo más... pero está tan rico

Lo siento, como dice Alberto, estoy potao. Mañana os contaré más cosas lindas de Arequipa.

Podeis ver más fotos de este día en:
http://picasaweb.google.com/CerecedaAtarama/09?authkey=Gv1sRgCPaqvNHOsM74dg#