lunes, 20 de diciembre de 2010

Un día familiar


En Lima visitamos a Ursula y Daniel. Teníamos mucha ilusión por ver a Danielito y conocer a Danielita (en esta familia no se complican a la hora de poner nombre a los bebes). La entrada en casa fue graciosa: Danielito corre disparado a los brazos de Luz y en seguida a darme un beso a mi, cuando me espeta: "Tío, pareces un viejo" y con la misma se va corriendo escaleras abajo a jugar. Bueno, los niños no mienten.

Danielito
Danielita

Danielito nos recuerda bien pero Danielita resultaba un poco reservada, al menos las primeras horas. Al ver que Ursula había empezado a poner la decoración navideña decidimos ir todos juntos a Metro para comprar bolas, luces y una bonita estrella para la copa del árbol. Tuvimos mucha suerte pues ese mismo día tenían ofertas con descuentos del 60 % en los adornos navideños. No quedaban estrellas y nos conformamos con unas campanitas. Con todo ello volvimos a casa para decorar el árbol.

Viendo a su hermano, Danielita se fue confiando y también se apuntó a la tarea.

Colocando pitas a los adornos

No es fácil dar el nudo a la pita
Si es fácil, mírame a mi
 

Así, colocando bolas, adornos y luces de colores pasamos una tarde muy divertida. El resultado fue estupendo y los doctores en instalaciones navideñas posaron orgullosos junto a su obra.

Obra terminada. Solo restaba el trabajo de Papá:
Fundir los plomos
Ursula y Daniel nos llevaron a cenar a un restaurante típico. Anticuchos (brochetas de corazón de vaca), pancita (parecido a los callos), buñuelos y, para beber, chicha morada. La chicha morada es un refresco que se prepara hiviendo maíz morado, cáscara de piña, canela y clavo de olor, endulzado con azúcar de caña. El agua resultante, de un color morado tinto, contiene taninos y unas propiedades beneficiosas similares a las del vino tinto pero sin alcohol. La bebida se completa con trocitos muy menudos de manzana o piña y se consume fría, igual que una sangría.

Salud. Va por vosotros

Para el día siguiente teníamos grandes planes: Visitar el Museo del Oro del Perú, pasear por Barranco y cruzar el Puente de los Suspiros al que cantaba Chabuca Granda.

Pero todo se malogró con un desagradable susto que nos dio Star Perú cuando a última hora y sin aviso nos enteramos de que habían reprogramado nuestro vuelo de regreso Arequipa-Lima. El vuelo que nos proponían no llegaba a Lima a tiempo de enlazar con el de Lima-Piura que teníamos contratado con Peruvian Airlines. Con la mala suerte de que ese día, 8 de diciembre, era feriado (festivo) y las oficinas centrales, aunque nos aseguraron que abrían por la mañana, permanecieron cerradas todo el día. La central telefónica de reservas tampoco nos solucionaba el problema de modo que tuvimos que ir por la tarde hasta el aeropuerto para intentar arreglarlo.

Bueno, finalmente todo se solucionaría pero entre el disgusto, los desplazamientos, las reclamaciones y el nerviosismo, perdimos un día que pudo haber sido precioso.

En la mañana tuvimos unos minutos para acercarnos a Surquillo y visitar al tío Carlos. Con nosotros vendría Danielito pero, sorprendentemente, Danielita se prendió con fuerza de mi camisa. Ella también quería salir con nosotros y no me soltaba ni para ponerle el calzado de calle. El tío Carlos se emocionó con la visita y muy contento nos presentó a su nuevo nietecito, José Antonio. Rápidamente Esther y Susana comenzaron a organizarnos un agasajo que tuvimos que rechazar pues habíamos quedado con Ursula y Daniel para comer. Todos muy cariñosos nos despidieron reprochándonos que "les hiciéramos la visita del médico" y aunque nos prometieron guardar el secreto de nuestra presencia en Perú, enseguida comprobaríamos que la emoción no les permitió cumplir su promesa y aquella misma tarde llegaban a Piura noticias nuestras.

Tres generaciones de Mesones peruanos: Carlos, José Antonio y José Antonio junior

A mediodía, Ursula y Daniel nos llevaron a comer a un restaurante buenazo con terraza, sombrillas, manteles de tela y camareros bien uniformados que portaban enormes bandejas llenas a rebosar de apetitosos manjares. Nos sirvieron en unas enormes conchas del tamaño de platos: Tiradito de pescado, cebiche mixto, pulpo con salsa de olivas, arroz con marisco, causa limeña, un chicharrón de pescado y algas crujientes y unos rollitos de pescado y jamón con camarones. Todo decorado con ramitos de perifollo. Riquísimo.

Delicioso y abundante. Solo los entrantes y ya no podía más

Como de costumbre, Luz me va indicando en donde se encuentran los picantes: Esto no lo comas que es rocoto; eso de ahí es ají; de eso otro si puedes comer. Pero, ante la espectacularidad de los diferentes platos, no le hago mucho caso, voy picando de todo y, en un segundo, noto la forma íntegra del esófago como si lo estuviera viendo en una ecografía tridimensional. Desde las amígdalas hasta el mismo estómago hay un tubo redondito y largo que pica, se calienta, arde, pone la cara colorada y hace llorar. Me tragué una  hilacha de ají. No comprendo cómo ellos continúan comiendo sin inmutarse, se les veía disfrutar de verdad, todo estaba muy sabroso pero es mejor apagar el fuego con un buen vaso de chicha morada. También va muy bien el arroz para absorver el picante pues acá las comidas no se acompañan con pan.

Ya en la tarde hemos de llegarnos al aeropuerto para tratar nuestro problema con el servicio de atención al cliente de Star Perú. Nos ofrecieron la posibilidad de regresar de Arequipa un día antes. Aún perdiendo ese día de estancia en Arequipa no nos queda otra, tenemos que aceptarlo pues sería peor perder el vuelo de enlace a Piura. A pesar de mi disgusto Ursula se alegró pues eso le daba la oportunidad de ofrecernos su casa un día más. No obstante, en el servicio de atención al cliente quedaron en estudiarnos otras soluciones que nos harían saber a nuestra llegada a Arequipa.

Ya más tranquilos, regresamos y pudimos salir un rato al jardín a jugar con Danielito y su paracaidista a un juego que se inventó sobre la marcha: Yo lanzo el paracaidista al cielo y si él lo captura en vuelo se apunta un tanto pero, si alcanza el suelo, me lo apunto yo. También salieron a jugar Luz, Ursula y Danielita que animaron la competición hasta darle el aspecto de una final de la Champions con una escandalosa celebración de los tantos. Los fabulosos lanzamientos de Luz logran equilibrar el marcador pero Danielito es muy ágil y consigue atrapar al paracaidista a metro y medio del suelo. Así llegamos al 19 a 19 final que fuerza el desempate. Me toca lanzar. Estrategicamente espero a una ligera brisa que lleve al paracaidista sobre un seto. Sopla el viento, aprieto el puño, lanzo y... Danielito corre detrás del hongo a medida que pierde altura, salta como un gato y... lo atrapa un centímetro antes de alcanzar el seto. ¡¡Punto para Danielito!!. Que gana así la gran final del World Championship de atrapamiento de paracaidista por un fabuloso 20 a 19, proclamándose el 1° campeón mundial de la especialidad. Danielita corre eufórica celebrando la victoria de su hermano como si ella misma lo hubiese ganado.

Todos volvemos a la casa a cenar. Ursula y Daniel nos han regalado dos días inolvidables en Lima y nos han llenado de atenciones y de cariño hasta emocionarnos. Muchas gracias.

Si queréis ver más fotos de este día podéis pinchar este enlace:
http://picasaweb.google.com/CerecedaAtarama/08?authkey=Gv1sRgCOi3oo_giMC2XA#